martes, 5 de mayo de 2015

Ni uno ni otro

Tu maquillaje en su almohada y su perfume en tus sábanas. A besos, en silencio, sin prisa, corriendo. Desde el fondo del cajón hasta en los cuatro vientos. Parad los pies que se os va de las manos. Estáis acusados de demasiados delitos bien hechos. Una vez más. Sin respiración. Con pasos cortos. Con su sonrisa, tu mirada, sus miedos, tu falda. Hasta que alguien os diga que se acabó el silencio, que sois el infierno. No dispares que vamos a medias y si tú eres la bala, yo quiero ser la escopeta. Leerte del derecho, del revés, tumbada o de pie. Que me da igual si estás aquí o allí, te quiero en mí. Y pasan y pasan los pasos que pesan. Hasta que tengas que morderte tu lengua más fuerte de lo que mordías la mía. El precipicio no parece tan profundo visto desde mis ojos a través de tus ojos con nuestros ojos. Gracias por ser mi primavera cuando yo siempre he sido invierno. Porque te tengo en el punto de mira. Y creeme que no quiero mirar a otro lado. Aquí y ahora. Nos vaciamos tanto que nos llenamos. Aquí y ahora.