martes, 13 de octubre de 2015

Una vez más

Eras tan distinta que se me caían los ojos de tanto mirarte. Perfilada, sonrojada. Te acercabas con pocas ganas de sonreír. Yo también me adelanté dos pasos aunque nunca quise avanzar. Dejando la mirada redonda. Seguimos engañándonos tanto como odiándonos. Y es que a fin de cuentas eres tan parecida a mí que nunca lo acabaré por entender. Más profundo, solo la superficie, demasiado quieta. Un poco más cerca y menos ojos cansados. No es solo lo que se ve. Deja de ser mi reflejo que no quiero ser quien se refleja. Mira más adentro. Mírame cerrando los ojos.