viernes, 31 de mayo de 2013

Treinta y siete.

Tenía miedo. Me daba miedo el volver a ponerme delante del papel. Me daba miedo agarrar el bolígrafo de nuevo, por eso de que luego no puedo soltarlo. Qué raro, ¿no? Lo de echarte de menos. Lo de buscar entre las fotos empapadas. Es que me quemo al verlas, por eso cierro el album rápidamente. Por eso nunca me ves con las manos ciegas de recuerdos. Quiero decir, que si algún día esas páginas vuelven a cobrar sentido, espero que no lo hagan para mal. Quiero decir, que pares. Que dejes de ahogarme. Que si quiero cojo mi bolígrafo, y obviamebte no. No lo suelto. No hasta que mis pelos vuelvan a su lugar. No hasta que mis manos dejen de apretar mis piernas. No hasta que pase el verano. No, no, no. No lo suelto. No hasta que mi vida tenga sentido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario