martes, 30 de julio de 2013

Cuarenta y uno.

Y aquí me tienes. Medio a oscuras. Esperando a que la ventana chirríe o algo por el estilo. Con ganas de desaparecer. ¿Pero cómo no voy a abandonarme? Si es que por dentro estoy más destrozada que una vieja casa abandonada. Y me encantaría recomponerme, en serio. Pero todo está en mi contra. Empezando por el viento. Que cuando empiezo a levantarme pedazo a pedazo, me derrumba de nuevo. Y yo ya no puedo más. Necesito aire. Necesito dejar de mirar al suelo. Pero es que soy incapaz, joder. Si hasta las palabras me cuestan. Me cuesta todo. Me faltan ganas, autoestima o yo que sé qué. Pero algo me falta. Y estoy segura de que no lo he perdido. Directamente, nunca lo tuve.

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