jueves, 23 de octubre de 2014

Sesenta y cinco.

Dicen que la vida se pasa en tres segundos. Yo digo que son segundos inmensos. De los que no puedes detener, pero puedes disfrutar. Dicen que la vida sabe a poco, yo digo que solo hay que saber saborearla. Dicen que las personas cambian, decepcionan, se pierden y te encuentran, yo no digo ninguna de esas cosas. Piensan que insistir y persistir es cosa de locos, de gente que le importa tanto la vida que piensa que dura más de tres segundos. Yo digo que insistir es saber que deseas algo. Yo digo que persistir es tener la certeza de que puedes conseguir lo que deseas. Creen que los momentos que quedan en el recuerdo siempre serán más importantes que los momentos que tu quieras crear en el presente. Y yo soy de las que creen que si no tienes este presente lo suficientemente cuidado, los momentos del pasado que recuerdes no merecerán la pena. Porque la vida son caminos, laberintos, enredos, escapadas. Los momentos los escribes tú, los decides tú, los vives tú. Y qué sería de nosotros en una vida sin sabor, sin amarguras y dulzuras. Qué pasaría si yo fuera de las que creen que la vida dura tres segundos... Seguramente aun estando viva, me sentiría muerta. Y es que las personas más muertas son las que vivas se caban su propia tumba.

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