lunes, 23 de enero de 2012

Cinco.

Ella le miraba, él se limitaba a esquivar sus miradas. Lo sienten, lo notan, saben que están hechos el uno para el otro, pero no está en vida. La aguja sigue girando y por ahora lo único que hay entre los dos son múltiples miradas, desafiantes, miradas que buscan una razón por la que cruzarse. Un minuto más, pero todo sigue en silencio, un silencio incómodo que necesita romperse, sin embargo nadie pone de su parte. Ella espera que él la mire a los ojos, él espera que ella abra los labios para pronunciar una palabra. Un mundo infinito entre sus pensamientos, tres metros entre sus cuerpos, dos miradas separando sus ojos y un segundo y medio entre sus manos. Solo necesitan romper el hielo uno de los dos para empezar a sentir. Ella aparta la mirada, entonces él comienza a fijar sus ojos en ella. Sus ojos azules, no se mueven, no hacen ningún gesto, ni un mínimo pestañeo. Ella mira de reojo y rápidamente vuelve a apartar la mirada, pronto se dibuja una sonrisa en su cara, una sonrisa de vergüenza. Sin embargo él, sigue sin realizar movimiento alguno. Solo un segundo después empieza a llover en su mirada, su pupila comienza a dilatarse mientras las gotas de lluvia intentan escapar de ese mar de pensamientos. Entonces ella, borra su pequeña sonrisa de la cara, y hace un gesto de preocupación. Entonces es él el que ahora sonrie. Ella se acerca a él, y hace un intento de hablar, pero él la hace callar de la forma más bonita que existe.
En ese momento, sienten dos almas unidas, miles de pensamientos entrelazados, sienten como el roce de sus manos les pone la piel de gallina.
Después de una oleada de sentimientos unidos, solo quedan miradas. Miradas de nuevo desafiantes, pero que ya no buscan una razón por la que cruzarse. Tienen delante esa razón. Viven por esa razón. Hay un músculo que sigue latiendo por esa razón.
Solo existe una palabra que te hace sentir estúpida, guapa, lista, fea, alta, gorda, rara, egoista, odiosa, amable, feliz, ignorante y sorprendida a la vez. Sólo una. Aquella que no sale de tus labios, aquella que no hace falta pronunciar, para sentirla. Esa que todos esperamos oir algún día.


No hay comentarios:

Publicar un comentario