martes, 24 de enero de 2012

Seis.

Y para contarlo bien, hay que empezar desde el principio.
Un día como cualquiera de 2008, decidí empezar una nueva vida. Experimentar nuevas emociones. Sentir algo completamente diferente. Formar parte de algo que nunca pensé merecer, y sigo pensándolo. Pero para intentar entenderlo tengo que ir más atrás todavía.
Yo tenía 7 años, era una chica alegre, muy alegre, que se divertía con todo y que se pasaba la vida con la cabeza en los pies y los pies en la cabeza, literalmente. Por mis venas corría sangre de deportista, por el momento, unicamente de nadadora. Pero eso cambiaría pronto, muy pronto.
Ahora sí. Empecemos, ese día de 2008, yo como deportista que era me planté en medio de un pabellón. La cabeza me daba vueltas, yo no sabía que narices hacía allí, lo mío era la natación y solo la natación. Trataba de buscar una respuesta a el porqué yo, aunque aún no era consciente de ello, el porque era yo esa privilegiada. Apenas habían pasado 3 minutos en ese pabellón, y yo ya me sentía verdaderamente espcial. No hay una razón, no fué por mi acogida, fué por otra cosa, que no tengo aún muy clara, pero fué una sensación que no he vuelto a repetir. Yo iba sin calcetines, por lo que podía notar el frío del suelo rozando mi pie. Al principio lo odiaba, luego lo empecé a coger cariño. Si, al suelo, cariño. Tanto, que ahora mismo he llegado al punto de saber todos sus olore, sabores y texturas. Que si, que si, no estás loca, a un suelo. Lo mejor, esque él sabe mis gustos también. Él es consciente de que mi mayor aficción es pisarle. Bueno, yo no lo llamaría aficción, en realidad es una forma de vida, y está claro, mi forma de vida. Volvemos al suuelo. Mi "forma de vida" es pasar por encima suya, caer y torcerme un tobillo en él, correr a abrazarlas a ellas, pero siempre sobre él.
Si, he dicho ellas, y es que ahora es su turno, las toca sufrir mis pensamientos sobre ellas. Empiezo, si es que algún día puedo acabar. Son ellas, "veintitantas" personitas que me llenan al completo. Son casi treinta, pero desde aquí hago méritos a solo siete. Las puedo nombrar, pero hay veces que hasta su nombre es dificil de pronunciar sin que se dibuje una sonrisa en tu cara. Natalia, Bea, Clara, Berta, Marta y Mariu. Siete, solo siete, pero sobran palabras. Dale al play, imagínate a esas siete personitas como las mejores del mundo, luego lo multiplicas por infinito y lo elevas a eterno. El número que sale, es exacto a su perfección. Puede que no signifiquen nada para tí, pero para mí, son todo. Tienen todo lo que hay que tener para ganarse el corazón de alguien, o al menos, mi corazón. Son mis maestras, me enseñan, yo aprendo de ellas. Sé lo que es un "cosaco" gracias a ellas, sé hacerlo gracias a ellas. Pero eso parece una esstupidez comparado con las cosas verdaderamente importantes he aprendido de ellas. He aprendido a escuchar. He aprendido a ser valiente. He aprendido a luchar por lo que quiero. He aprendido a caerme. He aprendido a levantarme. He aprendido a soñar. He aprendido el significado de amistad. He aprendido a fallar. He aprendido a dejar que me corrijan. He aprendido a ser fuerte. He aprendido a superarme. He aprendido a superarme.
Sí, lo he dicho dos veces. Me he superado en todo momento. Me han enseñado que nos basamos en la superación personal. Pero también en la superación a tus compañeras, por eso ellas me triplican en dificultad. Alguna no estará de acuerdo, pero es verdad.
No tienen límites, si es de aquí a Marte, pues así será. Lo viven, lo disfrutan como nadie, y eso es algo que no todas pueden hacer. Pueden sacar un 20.300 pero no han disfrutado su nota. Nosotras con un 18.100 damos brincos, pero porque lo hemos disfrutado.
También nos basamos en el conjunto. Somos una piña. Si falla una, fallan todas. No hay ni mejores ni peores, somos todas exactamente iguales. Nos apoyamos, cuando una se cae, las demás la levantan, siempre. Si las entrenadoras la abrazan, todas la abrazamos, vivimos de ello.
Ah, las entrenadoras. Miles de entrenadoras a nuestro alrededor, y nos tuvieron que tocar las mejores. ¿Por qué? no lo sé, no creo merecérmelo. Lo dan todo por nosotras, absolutamente todo. Vienen cada Lunes y Miércoles para que podamos tener nuestro maldito ejercicio perfecto. Un viernes, dejan de irse con sus amigos o familia para dedicarnos dos horas, que muchas veces ni aprovechamos al 100%. Decenas de domingos al año, a las nueve de la mañana, están en el polideportivo de un pueblo que está a media hora desde su casa, y ¿por qué? porque va a ser, por nosotras, exclusivamente nosotras. A si que gracias a ellas, podemos tener nuestra, como ya he dicho antes "forma de vida". Ante eso solo, gracias.
Se me olvidaban dos personas que sin ellas no habría sido lo que soy ahora mismo. Raquel, la chica que más me ha emocionado, tan solo con verla concentrarse, ya sabes que vive por esto. Sabes que lo da todo, no solo para vivirlo ella, sino para que disfruten los demás de ella. Puede darse el lujo de hacerlo. Porque ya sabe la consideración que tiene entre todas las gimnastas. La mejor. Por eso y más puede darse el lujo.
Y la otra personilla, es a la que más admiro. Pero a la que más hecho de menos. Te enseñaba lo imposible, te gritaba, para que lo hicieras bien, se sentaba encima de tu pie, pero por tu bien. Y eso permanecerá. Fué, es y será mi ídola, mi ejemplo a seguir. Dicen que era una gran gimnasta, yo digo que era mucho más. Cuando se despidió, se nos calló el mundo encima a todas y cada una de nosotras. Algunas no lo soportaro, y explotaron. Otras nos limitamos a guardar ese nudo en la garganta que no te deja ni respirar. Pero ya llevamos casi 2 años sin ella. Y se nota su falta. Nos hemos acostumbrado, pero en realidad, todas necesitamos su vuelta. Marta, por si no ha quedado claro, sigo o al menos intento seguir tus huellas.

¿Todavía no sabes sobre que estoy hablando? pues entonces, es porque esto, no va dedicado a tí.
Si por el contrario si lo sabes, es porque tu forma de vida, es la misma que la mía.

"Porque sentirse la única persona en el mundo durante 90 segundos es inexplicable".

"Odio mi vida, y 4 horas a la semana dejo de ser yo".

"Y es que tenemos hambre de mundo"

"Es inexplicable. Cuando se te pone la piel de gallina al ver el ejercicio de tu compañera"

G   R   A   C   I   A   S   .


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