domingo, 3 de agosto de 2014

Sesenta.

Cuando todo se termina y lo que queda es respirar aire sin oxígeno. Ya no sabes qué más hacer. Hacia dónde ir. O cómo avanzar. No puedes dar más pasos porque estás al borde del precipicio. Quisiste caminar tan rápido que nadie te alcanzó y ahora estás tan sola que ni te acuerdas lo que es intercambiar palabras. Y como todos chillan para pedir auxilio, tú te sientas a esperar algo que no va a llegar. ¿De verdad creías que esto iría a algún sitio? Hasta el más inculto en este mundo sabría que tú estabas dispuesta a dar un paso más y tirarte al vacío, y que él no sería capaz ni de dejar de gritar de miedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario