sábado, 5 de enero de 2013

Quince.

Esas cicatrices que tienen una historia. Esas que tú mismo te encargaste de abrir, y nunca se cerraron. Esas heridas que escuecen, que duelen. Esas cicatrices son lo único que me queda de tí. Todo es muy confuso. Esas heridas me mantienen en pie y me derrumban al mismo tiempo. Dejaste que toda esa sangre se derramara. Permitiste que mi dolor aumentara. Claro que recuerdas todo lo que me odiaste. Claro que te acuerdas de todo lo que me dijiste. Pero, ¿recuerdas lo que fuimos?
Ahora sé que nadie podrá hacerme daño, porque ya me rompiste tú entera.

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