martes, 15 de enero de 2013

Veinte.

Pero, ¿cómo no me voy a ver pequeña? Si es como quemar agua. Nos consume, nos ciega, nos mata. Porque intentamos buscar lo que nunca se encuentra. Y claro, si intentamos caminar tan rápido, al final acabamos siendo cangrejos. Haciendo que un paso hacia atrás sea un logro. Pero siempre tenemos la misma excusa, y es que fue la vida "que es muy puta". ¿Pero como no va a serlo? Si nos pasamos las horas quejándonos del mundo. Hasta del revés todo tiene más sentido. Nos ordenamos. Amueblan nuestra cabeza, con material de primera calidad, pero nos dedicamos a romperlo en lugar de cuidarlo. Y luego nos dicen que por qué no queremos seguir adelante. Y se me ocurre decir que porque ciertos muebles crujen más que aquella puerta de casa de la abuela. Pero intentamos soldar ladrillos rotos en añicos hace tiempo, pero, ¿de qué sirve? Porque nos empeñamos en pintar con azul, lo que necesita rojo y viceversa. Y tantas veces habremos buscado ese final perfecto que ya confundimos hasta nuestra mente. ¿Acaso estoy aquí por algo? No sé, ya ni siquiera sé por qué mis palabras siguen siendo escritas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario